sábado, 25 de octubre de 2014

"Van un italiano, un catalán y un madrileño..."

"Van un italiano, un catalán y un madrileño..."

Así empiezan inumerables chistes y también empezó la cena de ayer. Nos reuníamos un grupo de gente, de diferentes procedencias, para comer, beber y charlar en casa. Una más de las que venimos haciendo, de tanto en tanto, para juntarnos con amigos a los que vemos poco o a los que nos apetece mezclar.

Esto no sería noticia si no fuera porque confirma otra de las "pequeñas diferencias" que detectas cuando te vienes a vivir a BCN.

En los actos sociales o reuniones familiares o cenas de amigos, el catalán es bullanguero, parlachín y preguntón. Tampoco esto sería noticia pues todos los españoles, los italianos, griegos, marroquies... y demás ribereños que conozco del mediterráneo lo son.


Pero lo que me llama la atención es que los catalanes tienen una capacidad asombrosa para interrumpirse, para "meter baza", para hacerte una pregunta que te obliga a cambiar de tema dejándote con el argumento a medias o la palabra en la boca.

De hecho, una de las frases que más se repite es "como os estaba contando antes... (obviando "de que me interrumpierais")" para retomar conversaciones que se quedaron a medias.

Corregidme si me equivoco o si también pasa en Andalucía o Galicia o País Vasco o...; pero no sé si se trata de una forma de ser, de una excesiva actividad cerebral o de un síndrome de falta de atención.

¿Es bueno o malo? No sé, ahí no entro. Sólo digo que hace que las reuniones, cenas o eventos, sean, en ocasiones, delirantes, surrealistas y muy divertidas.

Por todo, me lleva a pensar que los catalanes no son tan "franceses" como creemos, ni mucho menos "los franceses del sur" como despectivamente se viene diciendo. Que son más meridionali, como dicen los italianos; más νότιος, como dicen los griegos; y no tan diferentes, como digo yo.

¿Qué opináis?


Disfruten, ¡AR!


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